Hola, mi nombre es Angie. No, así no. Hola, mi nombre es Angela, pero me dicen Angie. Soy algo torpe según los que me conocen. Amo la música, por esa razón, voy a una escuela de arte, y toco la guitarra desde los 8 años, tengo 16. Mi infancia... em bueno, mis padres siempre dedicaron mucho tiempo a criarme de una buena forma, sin embargo creo que pasé más tiempo con mis amigos, o mi niñera. Si hay algo que me guste de mi, es mi sonrisa, algunos dicen que se parece a la de Marilyn Monroe. Bueno, me fui de tema. Hace tan solo un par de días, alguien entró corriendo en mi habitación...
-Angie!! Despierta!!- Gritó.
-Eh?- Contesté yo, aún algo dormida.- Qué haces aquí?
Era Ana, mi 'mejor' amiga. Nos conocíamos desde que nacimos, prácticamente era como de la familia, vivía a tan solo 3 casas de la mía. Aunque hacía 189024 estupideces por segundo. Seguramente vendría para ir a visitar a Ian, siempre solíamos ir. Él era un amigo nuestro, todos los fines de semana, salíamos de mi casa y los otros chicos nos esperaban en la esquina, allí íbamos todos juntos hacia su casa. Eramos el típico grupo: El callado, pero que siempre dice lo justo en el momento exacto; el que se cree gracioso, y solo aveces lo es; el divertido; el que siempre está gritando, que en este caso es Ana; el que no se calla nunca; el galán; la que siempre está peinada perfectamente, etc.
Según la estación del año que sea, hacemos diferentes cosas. La casa de Ian era hermosa, el lugar era inmenso, y tenía un parque al fondo, donde pasábamos las tardes escuchando música. Si estábamos en verano, tomábamos bebidas frías, y rara vez eso no terminaba en una guerra de agua. En la dirección contraria a su casa, muy cerca de la mía, vivía la típica anciana gorda, malhumorada y chusma, acompañada de su inseparable gato. Nos odiaba, o al menos eso demostraba; aunque hay que admitir que nosotros no eramos ningunos santos.
Eramos muy conocidos en toda la cuidad, siempre caminábamos por todos los lugares, de día o de noche. Era una zona tranquila. En verdad me encantaba vivir allí, con todos ellos. Pero esto cambiaría en apenas unos días, y claro, yo aún no lo sabía.
-Vamos!- Dijo ella nuevamente apurándome.
-A donde?!-Volví a preguntar algo molesta.
-A la casa de Ian!-Replicó.- Dónde está tu mente cuando te hablo?
Luego de decir esto salió de mi habitación y fue a hablar con mi madre como acostumbraba a hacer. Me cambié y bajé las escaleras despacio para escuchar lo que conversaban, pero me vieron. Rápidamente se callaron y rieron. Siempre hacían eso, al principio me hacía enojar, pero ya estaba acostumbrada.
- Ya vamos Ana.- Dije algo dormida aún.
-Como diga señora.- Me contestó ella y se dirigió hacia mi madre.- Un gusto charlar con usted.- Le dijo nuevamente y le guiñó un ojo.
Salimos a la calle y hacía calor, mucho.
-Por dios, me derrito.- Dijo ella y suspiró.
-Vamos a tomar algo, si?- Contesté yo nuevamente.
-Siii!- Dijo ella.- Pero tu pagas..
-Por qué yo?- Contesté.
-Porque fuiste la de la idea, jé.- Dijo ella y sonrió.
-Por eso mismo.. yo puse la idea!- Repliqué.
-Ay.. bueno, está bien ¬¬ .- Dijo y seguimos caminando.
Nos dirigimos hacia un bar que estaba en la misma calle, siempre íbamos allí. Estaba ambientado como una cafetería de los 50: discos de vinilo colgados en las paredes, tocadiscos, pisos blancos y negros, etc.
-Vamos allí!- Dijo ella al ver una mesa cerca de una ventana, y varios chicos.
- Eres terrible!- Dije riendo.
- Cállate.- Contestó ella.
- Voy a buscar una malteada.- Comente ahora.- Quieres una?
- Bueno, está bien.. De chocolate!- Dijo ella emocionada.
- Deja de comer tanto chocolate por favor o.o .- Contesté. Lo cierto es que ella tenía una especie de obsesión hacia el chocolate.
Caminé hasta la barra, allí había una señora, la misma que nos atendía siempre; la típica camarera con cara de aburrimiento. Parecía estar entre el sueño y la realidad.
- Ehjeem.- Fingí toser, ella despertó algo aturdida.
- Ah! Si, que se le ofrece?- Preguntó bostezando y apoyando su cabeza sobre su mano.
- Dos malteadas de chocolate... No, mejor una de chocolate y una de frutilla. Si, eso, de vainilla.- Le estaba tomando el pelo, claramente, pero estaba tan dormida que no se percataba de eso.
- Qué?- Preguntó bostezando nuevamente.
- Una malteada de chocolate y una malteada de chocolate, por favor.- Contesté y reí.
-Si, enseguida..- Dijo ella.
-No, mejor una de chocolate y otra de vainilla.- Dije nuevamente.
-Está bien...- Dijo ella y volteó hacia la cocina.
En ese momento me quedé observando unos cuadros colgados en la pared, eran de figuras de rock de los años 50-60, tenían muy buen gusto allí. Aunque daba una sensación de nostalgia, algo raro. No supe bien si pasaron 5 o 30 minutos, lo cierto es que esas fotografías te atrapaban, no podrías dejar de mirarlas.
-Aquí tienes.- Se escuchó una voz detrás de mí.
- Gracias.- Respondí. Era la camarera con las malteadas.
Pagué(Si, al final terminé haciéndolo yo) y me dirigí hacia la mesa en la que se encontraba Ana. A solo una poca distancia de allí, alguien puso el pie en mi camino, haciendo que cayera. Las bebidas volaron por los aires, y casualmente, fueron a aterrizar sobre mi cabeza. Detrás mio se oyeron unas risas. Estaba por voltear y meterle una buena piña al que haya sido, pero al darme vuelta, descubrí que había sido mi hermano. Y si no fuese porque yo le había jugado una broma cuando estaba borracho, la semana anterior, ya hubiese estado muerto.
- Eres un idiota Félix.- Me dirigí hacia él. Todavía reía, y lo peor es que estaba con sus amigos que también lo hacían.
-Estamos a mano enana.- Respondió él y sonrió.
-Te pasaste...- Contesté algo enojada.
- Es que no recuerdas que hiciste aquella noche?- Replicó el, y un amigo lo miró con cara de asco.- No seas mal pensado...
*Flashback*
Mi hermano volvía de una fiesta con un amigo. Yo, casualmente estaba mirando televisión. Ellos se fueron a dormir a la habitación de mi hermano, y al darme cuenta del estado en el que estaban, decidí jugarles una broma. No estaban muy borrachos, pero estaba claro que si los movía de su lugar no despertarían tan fácilmente. El aburrimiento me venció, así que moví al amigo de mi hermano y lo puse a su lado en la misma cama, casi abrazados. Y, en la mano de Félix, una botella vacía de alcohol que encontré en la cocina. Nuestros padres habían viajado, debido a que eran vacaciones, y aún lo siguen siendo. Si ellos hubiesen estado aquí, creo que no lo hubiera hecho, sin dudas. Hecho esto me fui a dormir. A la mañana siguiente, como era de esperar, desperté antes que ellos, y fui a desayunar. A los pocos minutos despertaron y se dirigieron a la cocina.
-Como durmieron, eh?- Pregunté y les guiñé un ojo. La cara de los dos en ese momento fue épica. Se miraron el uno al otro, Félix aún conservaba la botella en la mano.- Son terribles!
No me pregunten como se dio cuenta, pero al terminar de decir esto, mi hermano dijo que se vengaría..
*Fin del Flashback*
Decidí no prestarle más atención a él, y me dirigí hacia la mesa en la que se encontraba Ana. Que por cierto, es muy distraída, y no había visto nada.
- Jajajaja Qué te pasó?- Preguntó sin dejar de reír.
Yo solo me limité a mirar hacia donde estaba mi hermano.
- Ah, entiendo.- Contestó ella, sin dejar de mirarlo.
-Bueno, ya basta ¬¬ no lo veas así.- Contesté y reí.
- Es que es tan...- Estaba diciendo, cuando la interrumpí.
-Piensa... que puedo hacer para vengarme?- Pregunté observando mi alrededor.
-Por qué vas a vengarte? Si fuiste tú la que empezó!-Respondió ella nuevamente.
-No importa, es una guerra de hermanos muajaja.- Reí de una forma diabólica.
-En ese caso, podrías...- Dijo, y se acercó hacia mí para decirlo como si fuera un secreto.
-Qué buena idea!-Contesté feliz, era perfecta. No puedo contárselos ahora, más adelante se darán cuenta..
Salimos de allí, al pasar, al gente me miraba con cara de asco y no comprendía por qué. Claro! Lo había olvidado, tenía toma la cabeza llena de helado! Seguimos caminando, se hacía eterno el camino, y para colmo, con las atlas temperaturas que hacía ese verano, se derretía y caía sobre mi cara. Cada tanto se oía la risa de Ana. Pero esto tiene un lado bueno, puedo comer sin tener que hacer ni el más mínimo esfuerzo.
-Angie!- Escuche una voz detrás mio. Volteé, era Ian.- Qué te pasó?
- Eh?- Contesté y corrí a abrazarlo a propósito. Por lo tanto, quedó todo manchado.
- Que haces?!- Preguntó. Yo solo me limité a sonreír.
-Vamos Angie!- Comentó Ana.- No querrás que tu hermano llegue primero, o sí?
-Jamás!- Respondí y seguí caminando.
Cada vez hacía más calor. Pareciera que todo iba a derretirse en cualquier momento. Las calles estaban desiertas, y hasta se veían espejismos reflejados en ellas. Por fin llegamos a mi casa.
- Bueno- Dijo Ana.- Debería bañarte.. luego vengo y me cuentas si los encontraste.
-La venganza es dulce.. Muajaja- Contesté y entré a mi casa.
No había nadie en mi casa, o al menos eso parecía. Estaba tan silencioso todo. Entre a bañarme, me miré al espejo y no pude contener la risa, así había salido a la calle? Cuando terminé de bañarme, me encaminé hacia mi objetivo. Tomé una linterna y me dirigí al sótano. Allí, no había luz, y solo una pequeña ventana, por la cual solo se filtraba un poco. Las escaleras estaban algo viejas. Por qué todos los sótanos debían ser así? Tan tenebrosos. Comencé a revolver caja por caja, y nada, no encontraba lo que estaba buscando. De repente, algo tocó mi pie, y grité como nunca. Bajé la vista, era una araña. No les tenía fobia, pero tampoco me gustaban. Pero, algo extraño dentro de una caja, llamó toda mi atención...
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Hola, si ya sé, es medio estúpido el capítulo, y faltan un par para que aparezcan the beatles. Lo que pasa es que tiene toda una historia antes. Bueno me callo, comenten sino no sé si les gusta o no. Y que conste que mi cabeza tiene que pensar ideas nuevas, porque soy estúpida y borré todo, y no me acuerdo como era.
Según la estación del año que sea, hacemos diferentes cosas. La casa de Ian era hermosa, el lugar era inmenso, y tenía un parque al fondo, donde pasábamos las tardes escuchando música. Si estábamos en verano, tomábamos bebidas frías, y rara vez eso no terminaba en una guerra de agua. En la dirección contraria a su casa, muy cerca de la mía, vivía la típica anciana gorda, malhumorada y chusma, acompañada de su inseparable gato. Nos odiaba, o al menos eso demostraba; aunque hay que admitir que nosotros no eramos ningunos santos.
Eramos muy conocidos en toda la cuidad, siempre caminábamos por todos los lugares, de día o de noche. Era una zona tranquila. En verdad me encantaba vivir allí, con todos ellos. Pero esto cambiaría en apenas unos días, y claro, yo aún no lo sabía.
-Vamos!- Dijo ella nuevamente apurándome.
-A donde?!-Volví a preguntar algo molesta.
-A la casa de Ian!-Replicó.- Dónde está tu mente cuando te hablo?
Luego de decir esto salió de mi habitación y fue a hablar con mi madre como acostumbraba a hacer. Me cambié y bajé las escaleras despacio para escuchar lo que conversaban, pero me vieron. Rápidamente se callaron y rieron. Siempre hacían eso, al principio me hacía enojar, pero ya estaba acostumbrada.
- Ya vamos Ana.- Dije algo dormida aún.
-Como diga señora.- Me contestó ella y se dirigió hacia mi madre.- Un gusto charlar con usted.- Le dijo nuevamente y le guiñó un ojo.
Salimos a la calle y hacía calor, mucho.
-Por dios, me derrito.- Dijo ella y suspiró.
-Vamos a tomar algo, si?- Contesté yo nuevamente.
-Siii!- Dijo ella.- Pero tu pagas..
-Por qué yo?- Contesté.
-Porque fuiste la de la idea, jé.- Dijo ella y sonrió.
-Por eso mismo.. yo puse la idea!- Repliqué.
-Ay.. bueno, está bien ¬¬ .- Dijo y seguimos caminando.
Nos dirigimos hacia un bar que estaba en la misma calle, siempre íbamos allí. Estaba ambientado como una cafetería de los 50: discos de vinilo colgados en las paredes, tocadiscos, pisos blancos y negros, etc.
-Vamos allí!- Dijo ella al ver una mesa cerca de una ventana, y varios chicos.
- Eres terrible!- Dije riendo.
- Cállate.- Contestó ella.
- Voy a buscar una malteada.- Comente ahora.- Quieres una?
- Bueno, está bien.. De chocolate!- Dijo ella emocionada.
- Deja de comer tanto chocolate por favor o.o .- Contesté. Lo cierto es que ella tenía una especie de obsesión hacia el chocolate.
Caminé hasta la barra, allí había una señora, la misma que nos atendía siempre; la típica camarera con cara de aburrimiento. Parecía estar entre el sueño y la realidad.
- Ehjeem.- Fingí toser, ella despertó algo aturdida.
- Ah! Si, que se le ofrece?- Preguntó bostezando y apoyando su cabeza sobre su mano.
- Dos malteadas de chocolate... No, mejor una de chocolate y una de frutilla. Si, eso, de vainilla.- Le estaba tomando el pelo, claramente, pero estaba tan dormida que no se percataba de eso.
- Qué?- Preguntó bostezando nuevamente.
- Una malteada de chocolate y una malteada de chocolate, por favor.- Contesté y reí.
-Si, enseguida..- Dijo ella.
-No, mejor una de chocolate y otra de vainilla.- Dije nuevamente.
-Está bien...- Dijo ella y volteó hacia la cocina.
En ese momento me quedé observando unos cuadros colgados en la pared, eran de figuras de rock de los años 50-60, tenían muy buen gusto allí. Aunque daba una sensación de nostalgia, algo raro. No supe bien si pasaron 5 o 30 minutos, lo cierto es que esas fotografías te atrapaban, no podrías dejar de mirarlas.
-Aquí tienes.- Se escuchó una voz detrás de mí.
- Gracias.- Respondí. Era la camarera con las malteadas.
Pagué(Si, al final terminé haciéndolo yo) y me dirigí hacia la mesa en la que se encontraba Ana. A solo una poca distancia de allí, alguien puso el pie en mi camino, haciendo que cayera. Las bebidas volaron por los aires, y casualmente, fueron a aterrizar sobre mi cabeza. Detrás mio se oyeron unas risas. Estaba por voltear y meterle una buena piña al que haya sido, pero al darme vuelta, descubrí que había sido mi hermano. Y si no fuese porque yo le había jugado una broma cuando estaba borracho, la semana anterior, ya hubiese estado muerto.
- Eres un idiota Félix.- Me dirigí hacia él. Todavía reía, y lo peor es que estaba con sus amigos que también lo hacían.
-Estamos a mano enana.- Respondió él y sonrió.
-Te pasaste...- Contesté algo enojada.
- Es que no recuerdas que hiciste aquella noche?- Replicó el, y un amigo lo miró con cara de asco.- No seas mal pensado...
*Flashback*
Mi hermano volvía de una fiesta con un amigo. Yo, casualmente estaba mirando televisión. Ellos se fueron a dormir a la habitación de mi hermano, y al darme cuenta del estado en el que estaban, decidí jugarles una broma. No estaban muy borrachos, pero estaba claro que si los movía de su lugar no despertarían tan fácilmente. El aburrimiento me venció, así que moví al amigo de mi hermano y lo puse a su lado en la misma cama, casi abrazados. Y, en la mano de Félix, una botella vacía de alcohol que encontré en la cocina. Nuestros padres habían viajado, debido a que eran vacaciones, y aún lo siguen siendo. Si ellos hubiesen estado aquí, creo que no lo hubiera hecho, sin dudas. Hecho esto me fui a dormir. A la mañana siguiente, como era de esperar, desperté antes que ellos, y fui a desayunar. A los pocos minutos despertaron y se dirigieron a la cocina.
-Como durmieron, eh?- Pregunté y les guiñé un ojo. La cara de los dos en ese momento fue épica. Se miraron el uno al otro, Félix aún conservaba la botella en la mano.- Son terribles!
No me pregunten como se dio cuenta, pero al terminar de decir esto, mi hermano dijo que se vengaría..
*Fin del Flashback*
Decidí no prestarle más atención a él, y me dirigí hacia la mesa en la que se encontraba Ana. Que por cierto, es muy distraída, y no había visto nada.
- Jajajaja Qué te pasó?- Preguntó sin dejar de reír.
Yo solo me limité a mirar hacia donde estaba mi hermano.
- Ah, entiendo.- Contestó ella, sin dejar de mirarlo.
-Bueno, ya basta ¬¬ no lo veas así.- Contesté y reí.
- Es que es tan...- Estaba diciendo, cuando la interrumpí.
-Piensa... que puedo hacer para vengarme?- Pregunté observando mi alrededor.
-Por qué vas a vengarte? Si fuiste tú la que empezó!-Respondió ella nuevamente.
-No importa, es una guerra de hermanos muajaja.- Reí de una forma diabólica.
-En ese caso, podrías...- Dijo, y se acercó hacia mí para decirlo como si fuera un secreto.
-Qué buena idea!-Contesté feliz, era perfecta. No puedo contárselos ahora, más adelante se darán cuenta..
Salimos de allí, al pasar, al gente me miraba con cara de asco y no comprendía por qué. Claro! Lo había olvidado, tenía toma la cabeza llena de helado! Seguimos caminando, se hacía eterno el camino, y para colmo, con las atlas temperaturas que hacía ese verano, se derretía y caía sobre mi cara. Cada tanto se oía la risa de Ana. Pero esto tiene un lado bueno, puedo comer sin tener que hacer ni el más mínimo esfuerzo.
-Angie!- Escuche una voz detrás mio. Volteé, era Ian.- Qué te pasó?
- Eh?- Contesté y corrí a abrazarlo a propósito. Por lo tanto, quedó todo manchado.
- Que haces?!- Preguntó. Yo solo me limité a sonreír.
-Vamos Angie!- Comentó Ana.- No querrás que tu hermano llegue primero, o sí?
-Jamás!- Respondí y seguí caminando.
Cada vez hacía más calor. Pareciera que todo iba a derretirse en cualquier momento. Las calles estaban desiertas, y hasta se veían espejismos reflejados en ellas. Por fin llegamos a mi casa.
- Bueno- Dijo Ana.- Debería bañarte.. luego vengo y me cuentas si los encontraste.
-La venganza es dulce.. Muajaja- Contesté y entré a mi casa.
No había nadie en mi casa, o al menos eso parecía. Estaba tan silencioso todo. Entre a bañarme, me miré al espejo y no pude contener la risa, así había salido a la calle? Cuando terminé de bañarme, me encaminé hacia mi objetivo. Tomé una linterna y me dirigí al sótano. Allí, no había luz, y solo una pequeña ventana, por la cual solo se filtraba un poco. Las escaleras estaban algo viejas. Por qué todos los sótanos debían ser así? Tan tenebrosos. Comencé a revolver caja por caja, y nada, no encontraba lo que estaba buscando. De repente, algo tocó mi pie, y grité como nunca. Bajé la vista, era una araña. No les tenía fobia, pero tampoco me gustaban. Pero, algo extraño dentro de una caja, llamó toda mi atención...
_______________________________________________________
Hola, si ya sé, es medio estúpido el capítulo, y faltan un par para que aparezcan the beatles. Lo que pasa es que tiene toda una historia antes. Bueno me callo, comenten sino no sé si les gusta o no. Y que conste que mi cabeza tiene que pensar ideas nuevas, porque soy estúpida y borré todo, y no me acuerdo como era.
