miércoles, 30 de noviembre de 2011

Capítulo 9 Knoking on the heavens door

Desperté. Los rayos de sol lastimaban mis ojos. Cuando por fin me ubiqué en el tiempo y espacio, cosa que no sucedía muy a menudo cuando acababa de despertar, me levanté. Fui hasta el armario para cambiarme, pero me sorprendí al ver que no había nada.
-Que idiota soy!- Decía.- Olvidé de traer ropa!
y, no me quedó más remedio, que usar la ropa ya seca, del día anterior.
Abrí la puerta, la casa estaba muy silenciosa, seguramente porque era inmensa. Bajé las escaleras y allí estaban, en la mesa.
-Buenos días.- Dijo Alfred.
-Hola.- Contesté y me senté.- Qué hay para comer? Muero de hambre!
-Angie!- Respondió mi hermano como regañando.
Mientras, pasaba el tiempo, yo observaba las gotas de lluvia que empezaban a caer. Y al fin! ya estaba listo el almuerzo. Alfred se sentó también.
-Siempre es así el clima?- Pregunté.
-Así es, pero a principio de año, hace mucho más frío.- Contestó.
-Que feo!- Respondí, pero pensé, y me gustaba ese clima.- Félix, tenemos un problema...
-Qué sucede?- Preguntó.
-No trajimos ropa.- Contesté.
-Tienes razón!-Dijo algo sorprendido.
-Podrían comprar en el centro, hay mucha.- Dijo Alfred tratando de dar alguna solución.- Y tu Félix? Tus estudios?
-No lo sé.- Contestó muy paciente, verdaderamente no le interesaba.
Y, así pasaron los días. Luego de almorzar, salía a pasear por la lluviosa cuidad. A decir verdad, ya estaba tornándose aburrido. Aunque amaba ese lugar. Pasaron días y noches, hasta que en una de ella, algo extraño sucedió. Yo me encontraba en mi habitación leyendo un libro que había encontrado. Cuando repentinamente, un alarido proveniente del primer piso, me erizó la piel. Luego de eso, todo fue silencio, hasta que comenzaron a escucharse ruidos extraños, entre ellos, risas algo terroríficas. Lo primero que pensé, fue en fantasmas, en una casa vieja, me parecía lógico que los haya. Pero en ese momento, no tenía idea de lo lejos que estaba mi teoría, de lo que en verdad era. Lo único que hice fue taparme con una manta y tratar de dormir, pero la duda me carcomía. Así que tomé valor, y me levante. Tal vez, lo mejor sería ir al cuarto de Alfred, y expresarle mi duda. Si, eso haría. Abrí la puerta en extremo silencio, todo era oscuridad. Me dirigí hacia la habitación de Alfred. Pero me llevé una gran sorpresa al ver que no estaba allí. Estaba comenzando a asustarme. Tal vez se encontraba en la cocina. Así que opté por buscar allí. Pero al bajar la escalera, me percaté. Él había sido el autor de ese alarido, y estaba en ese cuarto ''desordenado''. Observé por la cerradura con cuidado, pero no se veía mucho. Solo pude ver que estaba él, y había una especie de animal sobre una mesa. Inmediatamente decidí volver a la cama, quizás podría verme.
Y así pase la noche: intentando dormir, pero la duda era más fuerte. Llegó un punto en que no podía aguantar más y me hundí en un sueño profundo. Al despertar, el sol brillaba. Bajé las escaleras, y nuevamente, estaban ellos dos allí.
-Hola.- Dije.
-Buenos días.- Contestó Alfred.
-Hola idiota.- Dijo mi hermano, como solía saludarme.
-Pareces muy cansada.- Observó Alfred.- Has dormido bien?
-No.- Me limité a contestar.
Ya no podía mirarlo de la misma manera. Lo de esa noche, me tenía muy intrigada. Y así pasaron las horas. Hasta que decidía salir de la casa para despejarme un poco.
-Quieres venir?- Pregunté a Félix, con la intención de contarle.
-No.- Respondió simplemente.
-Vamos! Tenemos que ver ropa!- Esa era la excusa perfecta, y no le quedó otra opción que aceptar.
Íbamos caminando por las frías calles de Londres. Cada paso resonaba en toda la calle. Era tan inspirador ese paisaje.
-Oye.- Dije.- Alfred está loco.
-Lo noté.- Me respondió.
-Oíste lo de la noche?-Pregunté.
-Así es.-Respondió.
-Quiero averiguar que trama...- Dije en un tono misterioso.
-Déjalo en paz.- Contestó ahora.
-Pero... podría ser algo extraño!-Repliqué.
-Tienes razón.-Respondió.- Además, no sabes lo extraño que es estar despierto en la cama y oír los pasos del tío Alfred avanzando sigilosamente a tu habitación.
-Así es, eso se refleja en sus ojos.- Contesté perpleja.- Pero, para que te querría?
-No sé.- Respondió simplemente.
-Hay que averiguarlo.- Dije ahora.
-Observaste la casa de al lado?- Preguntó.
-No espío a los vecinos.- Contesté.
-No, idiota, está abandonada.- Dijo ahora.
-Y eso qué?-Pregunté.
-Hace dos noches lo vi entrar allí. Podríamos ir primero, a ver si encontramos algo.-Dijo.
-Está bien.-Contesté.- En el desván hay una puerta, si la atraviesas te encuentras en un depósito de agua, atrás de este hay un pasillo, que conecta toda la hilera de casas.
-Como lo sabes?-Preguntó asombrado.
-Bueno aquí, puesto que es muy frío y lluvioso, estoy casi todos los días dentro de la casa, y lo descubrí una tarde de aburrimiento.- Dije, pero ahora me distraje mirando ropa.
Que bonita era la ropa allí! Por suerte habíamos traído bastante dinero. Volvimos cargados de bolsas. Sentía que algo corría por mis venas, así como adrenalina. Tal vez esa noche descubra lo que Alfred estaba planeando. A decir verdad, me estaba generando una especie de obsesión aquello. Hasta que por fin, cayó la noche. Todos estábamos ''durmiendo'' o al menos eso creía. Fui hasta la habitación de Félix, y toqué la puerta.
-Qué quieres?- Preguntó desde adentro.
-Vamos!- Contesté.
Abrió la puerta lentamente, la luz apenas se filtraba por una pequeña ventana que se encontraba al final del pasillo, el ambiente allí era terrorífico. 
-Donde está el desván?-Preguntó ahora mi hermano.
-Arriba.-Dije.-Pero... no hay luz, tenemos que llevar velas. Ve a buscarlas.
Y así lo hizo, desapareció en la oscuridad. Al rato volvió.
-Aquí están.- Dijo.- Pensándolo bien, no se porque te hago caso.
-Cállate.Vamos.-Contesté.
Subimos la pequeña, y última escalera de la casa, iluminados por la tibia luz de la vela. Y, como el otro día, allí se encontraba la puerta del desván. Entramos sigilosamente, nada del otro mundo, un desván común y corriente. Allí estaba esa puerta que nos guiaría al pasillo...






Ahora estoy subiendo muchos capítulos, espero que les guste. Ah! y el título se debe a una canción de los Guns n Roses, que viene al tema, creo que todos los capítulos van a tener títulos de canciones.

My sweet Lord

George, que decir no? Ayer, hace 10 años que el mundo ya no es igual. No tube tiempo de escribir antes, pero ahí va: La verdad, que no se que sería la vida si no hubiese existido. Su música, como a muchos otros, me hace sentir tantas cosas, que no puedo pasar un día sin escucharla. Pero quién sabe donde está ahora?La muerte no es el fin. Pensar que revolucionó el mundo, un ídolo, genio, no alcanzan las palabras para describirlo. Yo no lo recuerdo con tristeza, al contrario, nos queda su música, sus enseñanzas, sus frases, su alegría. Y por sobre todas las cosas, nos quedó esa hermosa sonrisa que tenía, que me llena de emoción al observarla. 


''Cuando hayan visto más allá de ustedes mismos, entonces podrán encontrar que la paz mental está esperando ahí''.


''Trata de darte cuenta de que todo está dentro de tí mismo. Nadie puede hacerte cambiar y ver que eres muy pequeño y que la vida fluye contigo o sin ti''


''Si no sabes a donde vas, cualquier camino te llevara allí''


''Veo el regalo de Dios moviéndose ahí arriba en la noche, aunque el cielo es un oscuro espejo, nos refleja nuestra luz''


''Es el momento que comencemos a reír, ¿qué más deberíamos hacer?''


''Todo debe pasar, todas las cosas deben pasar''


''Yo vivo en este mundo material, espero salir de este lugar''


''El lenguaje de las flores destaca las flores de las palabras. Pero lo que está siempre en tu corazón, es lo más difícil de alcanzar''


''La vida es un largo enigma mi amigo, así que siga leyendo, siga leyendo, la respuesta está al final''


''Cariño ha sido un largo, frío y solitario invierno. Cariño, parece como si hubiera durado años''


Ni mil palabras servirían para describirlo. Y algo que merece ser destacado es su HUMILDAD, que es una de las cosas que falta en la música hoy en día.























Te amo George!

martes, 29 de noviembre de 2011

Capítulo 8

Aquella antigua puerta se abrió rechinando, y una extraña figura se dibujó en ella. Era un hombre, anciano. Era extremadamente alto y delgado. Su cabello, rizado y canoso, estaba todo despeinado. Sus brazos y piernas eran largos, y sus dedos temblaban como los de cualquier hombre mayor. Sus ojos eran inquietantes, como si ocultara algo. Ambos nos quedamos callados observando a tal persona.
-Si?- Dijo aquel hombre de mala gana, acomodándose su cabello.
-Disculpe si llegamos en un mal momento.- Contesté ahora.
-Pff no importa.- Dijo nuevamente en un tono de voz más bajo. Definitivamente, antes de haber llegado estaba haciendo algo importante, y desde aquel momento quise averiguar que era.
-Usted es Alfred Smith?- Preguntó mi hermano.
-Si, si lo soy, y no robé nada.- Contestó y comenzó a cerrar la puerta. Si que tenía carácter!
-Espere!- Alcancé a decir antes de que cerrara la puerta por completo.
-No venimos a pedirle nada.- Dijo mi hermano. El hombre nos miró unos instantes e hizo un gesto de sorpresa.
-Angie? Félix?- Susurró. 
-Si...- Contesté al ver que el anciano se acercaba.
- Tanto tiempo! Qué los trae por aquí?- Preguntó buscando las llaves en su bolsillo, al parecer, lleno de cosas.- No importa, pasen pasen!
Con Félix nos dirigimos una mirada ese hombre era muy raro, pero simpático. Entramos a la vieja casa. Por dentro, era muy bonita, pero daba un aspecto de melancolía. El comedor tenía una gran mesa que lo atravesaba. Sobre ella, algo desordenado, había unos extraños libros. Las cortinas caían tapando las grandes ventanas que apenas dejaban pasar la luz del día. Las gotas de lluvia caían sobre un objeto metálico, haciendo un suave ruido relajante. La casa era enorme, y todas las casas viejas lo eran. 
-Vamos, tomen asiento.- Nos indicó Alfred.
Nos sentamos en esas grandes sillas. Él tomó unas viejas tazas que se encontraban allí y las sacudió un poco. Se notaba que hacía mucho que no había sido usadas.
-Té?-Preguntó.
-Si, gracias...-Contesté.
Sirvió una taza de té, de él salía humo, estaba muy caliente. Terminó de servirla y se la entregó a mi hermano. Pero en eso se detubo hablando. 
-Pero si no han cambiado nada! Qué los trae por aquí?-Preguntó.
-Verás, es una larga historia.-Comenzó mi hermano.
Y así proseguimos, íbamos intercambiando partes del relato, y él nos escuchaba atentamente, de vez en cuando, tocando su enrulado cabello.
-Me parece bien.- Dijo pensativo.- Me gustaría mucho que se quedasen aquí.
-Muchas gracias!- Contesté feliz.
-Y como llegaron hacia aquí?- Preguntó.- Más té Angie?
-Bueno, como no he tomado nada, no puedo tomar ''más''.- Respondí.
-Como quieras...- Dijo.- Bueno en que estábamos?
-No, no, quiero decir, si quiero té, pero...- Contesté
-Pero?..-Dijo esperando una respuesta.
-No importa.- Contesté y esbocé una sonrisa al ver la taza llena.
-En fin, quieren ver sus nuevas habitaciones?- Preguntó
-Claro!-Contestó mi hermano.
 La verdad es que mi tío me había caído muy bien, no tenía idea por qué mis padres no nos dejaban verlo. En realidad, mis padres nunca estuvieron de acuerdo con la carrera que él eligió, decían que no iba a asegurarle ningún futuro e iba a quedar como un científico loco, y a decir verdad, se parecía mucho a uno. 
Nos guió por un pasillo, este tenía muchas puertas de ambos lados.
-Pasen por allí.- Dijo.
Mi primera reacción fue ir hacia la puerta de la derecha, y estaba a punto de abrirla, pero Alfred me detuvo.
-NO!-Dijo y se puso algo nervioso.- Quiero decir, otro día les mostraré esa habitación, está muy desordenada. 
-Oh perdón, no sabía.- Contesté, pero a decir verdad no creí que estuviese desordenada, no podría ponerse tan inquieto y sospechoso solo por esa razón.
Al instante nos condujo hacia nuestras nuevas habitaciones. Estaban una al lado de la otra. La mía, tenía una ventana hacia la calle, a diferencia de el cuarto de Félix, que no tenía ninguna, debido a que a su lado, se encontraban como mínimo tres habitaciones más. Al voltear, mi hermano ya estaba dentro de la suya, y solo quedábamos Alfred y yo en el pasillo.
-Pasa.- Dijo abriendo una puerta.- No es muy grande, pero supongo que estará bien...
-Si,claro, gracias.- Contesté.
Pero, a diferencia de lo que dijo Alfred, si era una habitación grande, solo que a comparación de las demás parecía pequeña. Había una cama y a su lado un armario. Del otro extremo de la habitación, había un especie de sillón, al costado de este, varios discos viejos, y una guitarra. También en las paredes, colgaban cuadros, de paisajes.
-Bueno, te dejo sola, supongo que quieres acomodarte.- Me dijo Alfred con una sonrisa.
-Claro, pero...- Dije en un tono de voz más bajo.- No menciones a nadie que estamos aquí.
-Está bien.- Dijo y bajó las escaleras.
Que cansada estaba! Corrí y me tiré sobre la cama. Observé el lugar desde allí.  Era bonito, pero no podía esperar a conocer Penny Lane, Abbey Road, el Big Ben. Me dormí pensando en estos lugares, pero claro, yo aún no sabía el destino que me esperaría tan solo en unos días...

sábado, 26 de noviembre de 2011

Capítulo 7

Desperté, había algunas personas al rededor mio. Entre ellos, mi hermano. Parecía ser como una sala de un hospital.
-Qué pasó?- Pregunté. Un chico al escuchar eso, bajó la vista.
-Estuviste en coma, 7 horas.- Respondió mi hermano seguido de un bostezo.
-Perdón, fue mi culpa.- Dijo aquel muchacho que se encontraba allí.- Te golpeé sin querer.
-Idiota.- Susurré, me dolía la cabeza de una forma increíble.- Y, donde estamos?
-En un hospital.- Replicó mi hermano.
-Pero... nos van a encontrar!- Protesté.
-Aún no se dieron cuenta, hay que apurarnos.- Dijo  ahora.
-Pero, ya estamos en Inglaterra?- Pregunté, no entendía nada.
- Así es.- Me contestó.
Durante la hora que siguió, esa habitación fue quedando vacía, aquel muchacho, al igual que los médicos, se habían ido. Ya no me dolía tanto la cabeza, ni tenía tanto sueño, como hacía un rato.
-Cuál es el plan?- Pregunté a mi hermano.
-No creo que te den el alta en el estado en el que te encuentras.- Respondió.
-Y como haremos para salir sin que nos vean?- Dije ahora.
Y no se como, pero uno pocos minutos después, estábamos saliendo por la ventana de la habitación. Corrimos unas calles, hasta que nos detuvimos en un parque, necesitábamos recobrar el aliento.
- A donde iremos ahora?- Dije.
-A la casa del tío Alfred!- Contestó como si fuera una pregunta estúpida.
-Pero si no sabemos donde vive!- Respondí.
-O sí?- Dijo mi hermano con cierto misterio.
-No, no sabemos.- Contesté.
-O sí?- Volvió a decir.
-NO! Dije que no... ah!- Comprendí, Félix estaba tratando de decirme que si sabía.
-Al parecer, el golpe en la cabeza te afectó, eh?- Dijo mi hermano seguido de una risita burlona. 
-Podría ser, pero todavía no llego a ser tan idiota como tu.- Respondí, él ignoró ese comentario.- Y dime, donde es?
- Espera.- Dijo y miró algo que tenía escrito en la mano.- No muy lejos de aquí, vamos...
Me levanté de allí con pocas ganas. Era un lindo lugar. Había un sauce enorme, y a los pies de este se encontraba un lago, en el cual se bañaban los pájaros. La gente que estaba allí, se la veía muy feliz. Amaba Londres, ese aspecto gris y melancólico que tenía. Seguimos caminando, ya no me dolía la cabeza, o si? Tal vez sería por que todo aquel paisaje me distraía. Penny Lane, el Big Ben, Abbey Road. No podía ser mejor. Bueno, lo sería si no nos estuviesen buscando como fugitivos.
-Falta mucho?- Pregunté a Félix, quien miraba su mano escrita muy seguido.
-No...- Dijo y miró su mano, observó la calle, y volvió a fijar la vista en su mano.- Debería ser en unas calles de aquí.
- Estoy cansada!- Protesté y seguí caminando.
Y, para empeorar, las cosas, comenzó a llover. Pero por el contrario, embellecía ese paisaje, que ahora, tenía de fondo, muy lejano, al Big Ben. 
-Bueno, esta fue tu idea, no te quejes!- Dijo Félix, bostezando.
-Pero tu aceptaste.- Repliqué
-Cállate, quieres?- Contestó, en el momento en el que le caía una gota de agua en la cabeza.
-No.- Respondí.
La lluvia caía cada vez con más intensidad, a tal punto, que ya estábamos empapados. Las gotas caían por nuestros rostros sin cesar. 
-Vamos apúrate!- Dijo Félix.
-Para qué? No tiene sentido! Si ya nos hemos mojado.- Contesté sin preocupación.
-Siempre tan problemática..-Respondió con un gesto de desaprobación.
-Es que las cosas pueden verse de dos maneras.- Contesté.- Por ejemplo, cuando tienes un vaso lleno hasta la mitad, puedes ver lo que tiene o el espacio vacío.
-Está bien, ya comprendí, cállate.- Dijo él nuevamente.-Creo que es aquí.
Nos detuvimos frente a una vieja casa. En realidad, era una de esas que, unas pegadas a las otras, formaban una hilera. Tenía un aspecto descuidado, sin embargo era bonita. Sus negras y antiguas rejas, nos permitían ver el jardín delantero. Tenía enredadera que se retorcía, dando un aspecto melancólico. También había flores, pero parecían no tener mucha vida. Pero, reitero, era una bonita casa, aunque algo descuidada. Con mi hermano, nos lanzamos una mirada, tocar el timbre de aquella casa, era demasiado tentador pero a la vez te causaba una sensación como de miedo. Félix estaba por hacerlo, pero lo detuve.
-Espera!- Susurré.- Estás seguro que es aquí?
Él miró su mano, y las letras que casi no se podían leer. Ya casi estaban borrándose, pero había una dirección clara: Half Moon Street 276. Y si, efectivamente era allí.
-Si, es aquí.- Contestó Félix.
Al terminar de decir esto, tocó el timbre de esa extraña casa. El ruido resonó por toda la calle, y durante un instante todo fue silencio. Hasta que rechinando, se abrió la puerta, dibujándose una silueta extraña en ella...

sábado, 19 de noviembre de 2011

Capítulo 6

Pero algo atemorizante ocurrió al voltear. Aquel hombre quien tanto nos había ayudado ya no estaba, se había ido. Pero lo más extraño fue que lo hizo sin ruido alguno, parecía haberse desvanecido en el aire. 
-A donde se fue?- Pregunté intrigada.
-Me parece que nunca ha estado aquí.- Contestó mi hermano.
El siempre solía decir esas cosas extrañas que solo pocas veces comprendía, y esta era una de ellas. 
-Bueno, subamos.- Dije ahora.
Comenzamos a correr, debido a que ya estaban por cerrar las puertas. Raramente nadie nos pidió pasajes, ni nada por el estilo. Una vez adentro, el barco estaba lleno de gente. Podía sentirse el encierro en ese lugar. Todos estaban allí, pues afuera llovía. Pero la lluvia me servía mucho de inspiración. Así que salí a la parte de afuera. La lluvia golpeaba suavemente mi cara, al igual que las olas al barco. Pero la noche ya estaba cayendo acompañada del frío que hace en el océano. Por esa razón decidí bajar, a donde se encontraba la mayoría de la gente. Caminando, me choque con un señor, algo alto.
-Perdona.- Dije.
-No hay problema.- Comentó y se acomodó el sombrero.
-Un pregunta...- Continué diciendo.- A donde nos dirigimos?
-A Europa niña.- Contestó.- Como que no lo sabes? Acaso estas perdida
-Bueno... es una larga historia.- Dije.
-Tengo tiempo, podría ayudarte, además, siempre es bueno hablar con alguien.- Dijo el hombre algo anciano.
Fue así como comencé a contarle la historia. Desde la partida, hasta aquel pueblo extraño. Se lo notaba algo preocupado. De repente comenzó a buscar algo en su maleta.
-Mmm podría jurar que estaba aquí.- Decía mientras revolvía sus cosas.- Ajá! Aquí está.
Me extendió un periódico, no parecía tan viejo.


                                   Jueves 17 de Noviembre de 2011
Hijos del millonario Albert Smith desaparecidos


Aparentemente ambos hijos del matrimonio Smith, se abrían ido durante la madrugada hace dos días atrás. Se desconocen los motivos por los cuales se debió aquello, pero la policía supone que abrían escapado, o bien habrían sido secuestrados. Por otro lado, hay quienes piensan que han escapado hacia algún estado en el que el matrimonio entre hermanos fuese legal. Se han realizado operativos de...


En ese momento estallé de risa. Aquel hombre me miró algo extrañado.
-Qué sucede?- Preguntó.
-Yo casarme con mi hermano? JAJAJJA, nunca!-Contesté riendo aún. Pero, pensándolo bien, si no fuese mi hermano. No, no, jamás.
Pero en aquel momento comencé a preocuparme, mis padres eran muy conocidos por su empresa, y seguramente estuviesen buscándonos. Por esa razón, suponía que la búsqueda iba a ser muy profunda. Y qué sucedía si nos encontraban?! Además, yo no quería volver.
-Pero... - Susurré, no sabía que hacer.
-Lo sé, y conociendo tu historia supongo que debería ayudarte.-Dijo aquel hombre pensativo.- Saben a donde dirigirse? Podrían quedarse en mi casa algunos días.
-Si, sabemos. Pero hay un problema, nuestro tío vive allí pero hace 8 años que no lo visitamos. No sabemos donde vive. Además, sería mucha molestia para usted. Ya nos ayudó mucho con el periódico, gracias!- Dije.- Ahora, tengo que irme!
-Bueno, si tu lo dices...- Contestó. Pero yo ya estaba corriendo en busca de mi hermano.
Corría y empujaba a la gente, no intencionalmente, claro, pero era imposible no hacerlo, había demasiada gente allí. Supuse que nunca lo encontraría, pero Oh! que sorpresa! (sarcasmo) Allí estaba, con una chica, con no más de 20 años. Me acerqué a él, que por cierto hablaba con ella demasiado cerca, y sin decir nada, lo tomé por el brazo y seguí caminando.
-Qué haces?!- Dijo.
-Cállate, mira esto...- Contesté y le extendí el periódico.
Él se limitó a mirarme con preocupación, allí nunca podrían encontrarnos, pero el problema estaría en cuanto nos bajemos. No se porque, pero esa situación me causaba algo de gracia. Es más, estaba comenzando a despreocuparme. No se muy bien que sucedió en ese momento, pero sentí un fuerte golpe en la cabeza, comenzó a nublarse mi vista, y sentí como me desvanecía en el suelo. Cuantas horas abrían pasado? Tal vez 15? O un día entero. Era extraño. Había un hombre allí, a decir verdad, no se donde estaba. El cielo cambiaba de color, y el suelo era naranja. Caían estrellas, pero al llegar al suelo, perdían su peso y se balanceaban como plumas. Me acerqué hacia ese señor. Era extremadamente alto, y no tenía expresión en el rostro. 
-Disculpe.- Dije y volteó.- Donde estoy?
-Donde tu crees que estás!- Dijo y sonrió de oreja a oreja.
-Pero...- Definitivamente no comprendía aquello, ese lugar era tan raro!
-Esto no es verdad, yo estoy en tu mente.- Dijo expulsando estrellas de colores del sombrero.
-Woow!- Me asombré.- Quiere decir que estoy dormida?
-No exactamente.- Contestó.
-Pero quiero irme de aquí.- Dije.- Digo, no es que no me guste esta aquí pero..
-Lo sé, es algo extraño, y más aún cuando estás solo aquí.- Respondió.
-Perdón, no era mi intención.- Me disculpé al notar la soledad de aquel hombre en ese extraño lugar.
-No importa, en fin, puedes hacer lo que quieras aquí después de todo, es tu mente.- Dijo ahora.
-Quiero conocer a los beatles!- Respondí.
- Bueno allí están..-Dijo y volteó.
Y definitivamente, había cuatro personas allí, que antes no estaban. Era tan raro ese lugar! Me acerqué corriendo.
-Hola!- Dije emocionada.
-Hola.- Respondió ''John'' sin expresión alguna.
Al parecer no tenía la imaginación suficiente como para hacerlos hablar, que decepción. En ese momento el cielo pasó de rojo,a un tibio naranja. Yo lo miré extrañada.
-Es el atardecer.- Me informó aquel extraño hombre.- Siempre me anima, solo basta con dar unos pocos pasos para presenciar otro, este lugar es muy pequeño.
-Y alguna vez has visto más de uno?- Pregunté intrigada.
-14 para ser exactos.- Respondió.
No me atreví a preguntarle por qué. Pero de repente se me ocurrió una idea. Tendría que concentrarme para poder imaginar tal ser. Sería una mujer, exactamente perfecta para aquel extraño hombre. Raramente fue muy fácil, y en un segundo ella estaba allí.
-Muchas gracias!- Dijo aquel hombre, que con sus largos brazos cubría el cielo, para hacer caer la noche.
-Woow que extraño.- Dije.
-No es nada, siempre tengo que hacerlo...- Respondió.
-Angie! Angie!- Alguien me llamaba, pero no podía saber de donde venia aquella voz.
-Bueno, creo que ya te irás.- Fueron las últimas palabras que dijo aquel hombre, antes que de se me volviese a nublar la vista...








Tranquilos, ya van a aparecer los beatles, paciencia! 



martes, 8 de noviembre de 2011

Hola volví, tenía muy abandonado el blog y bueno. Tengo muchas ideas para el fic así que me tengo que organizar un poco :B  Además ayer fui a ver a Ringo que vino a la Argentina. Fue, junto con el recital de Paul, una de las mejores cosas que me pasó en la vida. Eso no se olvida nunca. Es un genio, hacía chistes, bailaba. Sin dudas es un genio. Y pensar que no caí que estaba viendo a Ringo Starr! Solo me di cuenta cuando casi estaba terminando, y me agarró una especie de depresión. Pero quién puede estar deprimido con Ringo cantándote With a little help from my friends a unos metros de distancia? La verdad que no lo podía creer, eso pasa solo una vez en la vida. Y lo más increíble de todo es que ya vi a dos beatles! Sin dudas puedo morirme en paz. Es el amor de mi vida! Nunca le di tanta importancia a ringo como a los otros, pero me di cuenta de que es hermoso y muy buena onda! La verdad ver algo así es impagable. Empezó con canciones suyas como solista, i don't come easy más específicamente. La primer canción de los Beatles que tocó fue I wanna be your man, y no puedo explicar la sensación con palabras. Después de varias canciones (y un solo de saxo, guitarra, piano y batería IMPRESIONANTES!) siguió Yellow Submarine! Toda la gente tenía globos amarillos, ringo bailaba en frente de todos, también había submarinos grandes de papel! y para el final: With a little help from my friends y Give peace a chance! Indescriptible esa sensación. Bueno, tenía que decir esto porque estoy muy ''emocionada'' por decirlo de alguna manera. Muchas gracias por su atención (?) Ahora sigue el fic...
PD: Va a seguir bastante raro, pero son ideas originales que no las vi hasta ahora, y algunas me las dieron unos amigos, gracias!





jueves, 3 de noviembre de 2011

Capítulo 5

Félix también se percató de aquello. Esta señora, estaba tan solo a unos pasos, no se podía ver el rostro, lo tenía casi tapado por completo. Se acercó y me observó atentamente de pies a cabeza.
-Por fin!- Exclamó y volteó a mirar a la gente que seguía allí sin expresión; Soltando una risa aterradora.- La profesía se ha cumplido!
No entendía nada, la gente allí era rarísima. Los niños tenían aspecto de tristes y solitarios, al igual que la mirada melancólica de las demás personas. En ese momento, aquella extra mujer comenzó a examinarme y siguió por mi hermano. 
-Eh nosotros solo pasábamos por aquí, no queremos molestar.- Dije algo nerviosa y dí un paso al costado como para irme de allí. 
La anciana se apresuró y me tomó del brazo.
-De aquí nadie se irá!- Exclamó en un tono de voz elevado, y ya podía sentir como esa extraña sensación de adrenalina y miedo corría por mis venas.
-Suéltame.-Susurré.
-Nada de eso!- Contestó.
En ese momento un hombre de aspecto más raro aún, se acercó casi corriendo.
-Suéltelos!- Gritó, apuntando a esta mujer con un revolver.
Esta nos soltó, casi tirándonos al suelo. Al parecer se conocían estas dos personas. Él llevaba un uniforme de policía, todo sucio y viejo, tanto que casi no se notaba que era aquello. 
-Vamos suban!- Nos apuró, señalándonos un vehículo.
Una vez allí, estábamos tan sorprendidos que nadie dijo una sola palabra. Pero al cabo de unos minutos, aquel hombre rompió el silencio.
-No deben andar solos por aquí.- Comentó.- Es muy peligroso.
-Por qué?- Preguntó intrigado mi hermano.
-Eso no puedo decírselos. Pero háganme caso, no querrán ser devorados...- Dijo ahora, y se percató de que había abierto la boca.- No debí decir eso!
-Quién va a comernos?- Pregunté, esta vez tendría que decirlo.
-No puedo decírselos.- Volvió a responder.- Alinne me mataría!
-Quién es Alinne?- Preguntó mi hermano, y me dirigió una mirada pícara.
- No debí haber dicho eso!- Dijo nuevamente.
-Ya lo dijiste, ahora cuéntanos.- Contesté.
-Está bien, pero traten de no decir nada.- Prosiguió.- Aquel era un pueblo cualquier otro, con poca gente, donde nunca había mucho entretenimiento a menos que una feria o un circo los visitase. Un día llegó un hombre afirmando ser de estados unidos, y que tenía una oferta para hacerles. A todos les pareció muy buena, ya que no tendrían que trabajar tanto en las granjas para poder ganar alimento. Aquel hombre había pasado tiempo allí, hasta que fue muy querido por los pobladores de aquel lugar. Y, casualmente aquella mujer que hoy no los dejaba ir, había sido una de los que más confió en él. Pero un día, el que menos lo esperaban, este escapó con toda la riqueza y comida del lugar, dejándolos sin nada. Desde aquel momento la mayoría de la población perdió la razón, quedando sin ganas de producir alimentos o algo por el estilo. Nadie sabe como y con que sobreviven desde aquel momento.
-Woow.- Me sorprendí.
-Cambiando de tema.-Dijo el hombre.- A donde se dirigen? 
-A Inglaterra.- Contestó mi hermano.
-Hay un puerto aquí cerca, si quieren puedo dejarlos allí.- Comentó.
-Enserio? Gracias!- Respondí emocionada.
Y, efectivamente, era muy cerca de allí. En no más de 15 minutos estabamos frente a un enorme barco. La gente que subía era algo extraña, y la mayoría extrajera. Las olas golpeaban el muelle con fuerza, y la gaviotas volaban por las agitadas aguas. Ese paisaje tenía algo de melancólico, todo era muy gris.
-Bueno.- Dijo el hombre que nos había llevado.- Creo que hasta aquí llegué.
-Muchas gracias.-Respondí.
-Pero, como haremos para subir?- Dijo mi hermano, siempre tan pensativo.
- Solo suban.- Respondió el hombre.
Ambos observamos el gran barco que se encontraba a nuestras espaldas. Pero algo atemorizante sucedió al voltear...