domingo, 24 de junio de 2012

Capítulo 66 Can't buy me love

-Podrían ser tan amables de explicarme que está pasando?-Dijo por fin Félix.
-Yo.. este... -Tartamudeó Ringo.
-Resulta que luego de un duro día de trabajo, madrugamos y vinimos a saludar a nuestro querido amigo. Y esa es la historia de por qué estamos aquí.-Dijo John.


Valerie no disimuló ni un poco, y estalló a carcajadas, Lennon no era bueno para mentir y eso estaba más que claro.


En ese preciso instante, Penélope apareció por el umbral de la puerta que daba hacia el jardín: vestida de pirata.


-Si me coloco una pierna de palo, luego me crece otra?-Preguntó ella.


Si, definitivamente todos allí no estaban en su sano juicio.


-Comencemos la búsqueda!-Propuso Paul.


-Que gracioso McCartney.-Ironicé.


Luego se desató una discusión, que estoy segura que más de un vecino habrá tenido en cuenta la idea de mudarse. El asunto era el siguiente: los beatles querían quedarse con todo el tesoro, y esas cosas.


Al fin y al cabo la discusión acabó por solucionarse de que todos ayudaríamos a cavar. Pero, para ser sincera, diez minutos después, solo George lo hacía. Mientras Ringo dormía en una carpa que habían armado en el jardín de mi hermano. Y todos los demás, cantábamos al rededor de una fogata.


-Come on baby, drive me crazy, goodnes gracious great balls of fire.-Comenzó Lennon cantando como un verdadero desquiciado, y por supuesto, Paul lo siguió.


Quien no conociese esa canción de Jerry Lewis, definitivamente estaría demás allí. Poco a poco, fui sintiendo las voces cada vez más lejanas y mi subconsciente se apoderó de mis sentidos. Soñé con un viejo prado, donde había ovejas, por doquier, todas lucían bastante tristes.


-Que sucede?-Pregunté a  una de ellas, que llevaba un listón rojo.


-Van a vendernos veeeee, y seremos spagetti para humanos y suéteres.-Contó angustiada.


Pero, afortunadamente, desperté. Unos gritos fueron los causantes: John. Quién más sino? Pude notar que estaba apoyada sobre Paul, que también dormía plácidamente. Se veía tan tierno... un segundo ¡Keith, Angela, piensa en Keith! 


En ese momento, Ringo salió de la carpa, frotándose sus azules ojos, con el cabello sumamente despeinado.


-Novedades?-Preguntó bostezando.


-Aún no.-Contestó George, quien estaba recibiendo ayuda de mi hermano... apoyo psicológico, claro está.


-Y a que se debió ese alarido?-Volvió a interrogar el baterista con una voz ronca.


-Creo que es demasiado obvio.-Respondió Valerie volteando a ver a John, quien sonreía tiernamente. A decir verdad, estos se llevaban bastante mal.


-Ya lo veo.-Rió Richard y se sentó a mi lado, donde la fogata ofrecía un reconfortante calor.


Valerie se dedicó a charlar con Penélope sobre Francia y sus deseos de visitar aquel hermoso país algún día. Ella le contaba sobre sus costumbres, y todas esas cosas. Mientras tanto, John observaba el fuego. No sabría bien como describir esa imagen, daba un aspecto terrorífico en verdad. Estaba cubierto por una manta, para refugiarse del frío, pero en esa forma como lo hacen las ancianas, que también cubren su cabeza. Las llamas se reflejaban en su retina, y su mirada parecía estar sumisa por completo en otro mundo... y a todo esto, súmenle su cara de psicópata por naturaleza, verdaderamente espeluznante. 


-Y que significa esto?-Preguntó Ringo al observar como Paul dormía sobre mi hombro, lo había olvidado por completo.


-Perdón?-Dije haciéndome la desentendida, pero a decir verdad simplemente no sabía que responder.


-Así que terminaste con Richards?-Preguntó nuevamente.


-Que te hace pensar eso?-Respondí lo más indiferente que pude, pero estoy segura de no haber sido lo suficiente. Además, esa pregunta venía en el momento menos indicado. Había estado reflexionando sobre eso bastante, y estoy casi segura que Keith también lo pensó más de una vez.


-Pues mírate.-Respondió riendo y observó a Paul.


-Yo...


En ese momento, justo para salvarme de un momento incómodo, se oyó un ruido a metal. Nada más y nada menos que proveniente del pozo que estaba cavando George.


Como por un reflejo, a los dos segundos, todos estábamos allí observando, incluso Paul quien había despertado y parecía un muerto viviente.


-Un poco más...-Se quejó Félix intentando sacar la caja metálica con ayuda de Ringo y John.


Hasta que por fin, salió. Todo quedó en silencio por varios segundos, no puedo decir cuantos con exactitud. Hasta que John intentó abrirlo, y para la sorpresa de todos, lo logró en el primer intento. Teníala forma de un cofre y estaba algo oxidado, sin embargo conservaba una apariencia impecable, y además... estaba lleno de monedas!


Todos corrimos hacia el interior de la casa, puesto a que la fogata estaba a punto de apagarse y además de haber logrado nuestro objetivo, el frío no tardaría en llegar.


Observamos con cautela el cofre que descansaba sobre la mesa de la sala. El ambiente estaba como tenso, al parecer ninguno de nosotros se había tomado esto con seriedad hasta el momento.


-Bueno.-Me paré de mi asiento y entregué una moneda a cada uno, quienes lo aceptaban algo confundidos.-El resto es mio.


-En tus sueños Angela.-Dijo John, quien obviamente no iba a estar de acuerdo.


-Perdón?-Intervino Félix.-Al fin y al cabo, esta es mi casa.


-Pero quién lo desenterró? Yo!-Replicó George. Y hasta este momento había sido el único argumento válido.


-Yo te ayudé!-Intervino Penélope.-Moralmente, claro...


-Lo siento, no hay trato.-Dije ahora.


-Yo soy partidario que deberíamos enterrarlo nuevamente. Quizás algún día lo encuentren los topos y pueda servirles más a ellos.-Agregó Paul, sin saber exactamente que estaba diciendo.


-Tu te callas McCartney.-Ordenó John.


-Claro John.-Aceptó este. Si que era dominable estando semi-dormido!


Esta discusión siguió y cada uno agregaba argumentos aún más carentes de sentido que los anteriores. Pero, como un árbitro que detiene el partido de fútbol por la mitad, el timbre resonó en toda la casa. Todos nos quedamos congelados en nuestras respectivas posiciones, quién sería a esta hora?


-Mi silencio va a costar caro.-John rompió el silencio con una expresión de psicópata


-No! Ni lo pienses.-Dije molesta, si que sabía que decir.


-Yo solo te advierto... la mitad o nada.-Sonrió satisfactoriamente.


-No! ... Bueno, está bien .-Me resigné.


Escondimos el cofre debajo del sofá y por fin, Valerie acabó con el suspenso e hizo lo que nadie se atrevió, abrió la gran puerta. Nadie estaba allí, pero había una botella con un dorado moño. Tomó el objeto y cerró nuevamente la puerta. Para aliviar las tensiones, lo abrió sin dudar un solo momento y tomó un trago. Nadie se molestó en ir a buscar copas o algo por el estilo, simplemente bebían de la botella. Félix, orgulloso de su novia, quién sabe por qué, le dio un tierno beso. Las risas se apoderaron del lugar nuevamente...


Desperté. No recordaba nada, y el sol ya iluminaba por completo toda la habitación. Tenía un fuerte dolor de cabeza, como si un elefante hubiese por encima de mi. Que hora sería? Que había horas antes? Solo recordaba reír con George y... nada más! Me levante dificultosamente y curiosamente Ringo también lo hacía, solo que él tenía una botella en la mano.


-Qué?-Preguntó confundido y observando el objeto.


Poco a poco todos fueron despertándose como por arte de magia.


-Que rico Champagne!-Dijo Paul despeinándose el cabello.


-No lo dudo.-Rió John. Aún tenían ese aire risueño de ebrios.


-Esperen un segundo...-Comentó Valerie pensativa.


-Que sucedió con el tesoro?-Completó Penélope y todos recordamos que había sucedido.


-Félix que tienes en tu mano?-Preguntó Richard riendo, quién sabe de que.


-Una carta al parecer...-Dijo él abriéndola.


Familia Smith:
                         Antes que cualquier cosa, quería desearles un buen día, aunque no creo que sea mejor que el mío. Quiero agradecerles, sin ustedes no habría podido obtener el tesoro, no hubiese podido desenterrarlo yo solo. No, no estoy muerto, Já! El oficial y el enfermero eran solo mis sobrino, buenos actores por cierto, que no podían llevar a cabo su carrera por falta de fondos y ahora podrán hacerlo, debido a que somos asquerosamente ricos! Todo gracias a ustedes, no tengo nada más para decirles, salvo que sean menos ingenuos cuando un anciano entra a su hogar, en especial uno tan admirable como yo. Gracias una vez más...
                                                                           Anónimo





-Viejo tramposo!-Dijo John enojado.


Todos estábamos asombrados, verdaderamente no esperábamos algo así.


-Creo que todo volverá a la normalidad.-Rompió el silencio Valerie y todos asentimos.


En ese momento bajó Lucy del piso de arriba.


-Buenos días.-Dijo Alegre.-Que sucedió aquí?


-Nada interesante.-Respondió Félix sonriendo.-Vamos a desayunar...




Que capítulo tan raro, no? jajaja alksdjalsfaf

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