sábado, 25 de agosto de 2012

Capítulo 70

El día no podía estar mejor, un cálido sol se asomaba en el horizonte y los pájaros anunciaban la llegada de la mañana. No parecía un día de invierno, y de hecho era uno de esos días en los que comienza a sentirse el clima de la estación venidera.

-Y bien... cuál de todos ellos es tu padre?-Preguntó Alfred , quién se había infiltrado en la escuela disfrazado de un simple estudiante.

He olvidado mencionarles un pequeño detalle, que no se si recordarán, pero Alfred era el hermano de mi madre, bien, ahora tendríamos más oportunidad de arreglar las cosas... eso creo.

-No lo se...-Félix parecía confundido, todos los jóvenes eran iguales.-Él!

Señaló a un muchacho que venía caminando por el pasillo tan enfrascado en la lectura, que no veía por donde caminaba. Por esa misma razón, cayó al suelo tras toparse con un casillero.

Levantó sus cosas rápidamente y se acomodó el cabello. Sin dudar se levantó y siguió su camino como si nada hubiese sucedido. 

-Vamos!-Dijo Alfred empujando a mi hermano quién no se decidía cuando salir de su escondite.

-Hola.-Dijo él.-Te acuerdas de mi? Te salvé la vida el otro día en la feria.

-Claro.-Contestó el otro algo avergonzado.

-Ven, quiero presentarte a alguien...

Se dirigieron hacia donde nuestra madre hablaba con sus amigas, que perturbador resulta decir eso!

-Stella.-Ella volteó.-Como estás? Quería presentarte a alguien, él es Phill Smith, mi amigo...

-Félix! Estaba tan preocupada por ti.-Dijo la muchacha ignorando por completo al otro joven.-Estás bien?

-Eh s-si.-Contestó alejándose de ella quién le acariciaba el cabello.

-Stella estamos retrasadas!-Dijeron sus amigas y se dirigieron a la cafetería.

-Félix.-Suspiró.-No es precioso?

Alfred había oído todo desde el lugar donde estaba escondido y se preguntó más de una vez como había podido quedar enroscado en este lío, ah sí... él había sido el responsable de que aquellos dos jóvenes sin límites viajasen en el tiempo 50 años atrás!

-Félix esto es peor de lo que creí.-Decía mientras caminaban por el patio. 

Yo por mi parte me hallaba escondida detrás de un árbol, por más que me hubiesen advertido sobre el asunto, no quería perdérmelo.

-Lo sé, ella ni siquiera lo miró.-Se lamentó mi hermano.

-No solo eso, sino que está completamente encantada contigo.-Dijo Alfred exagerando sus gestos y la expresión de Félix pareció de disgusto.

Es decir, ella era un joven hermosa pero... era nuestra madre!

-Qué haces?-Oí una voz detrás de mi.

-Ahh!

-Tranquila.-Rió.

-Roger, eres tu, casi me matas del susto.-Admití.

-Parece que estabas muy concentrada no es así?-Dijo tratando de ver que es lo que observaba.

-Ehh si... no, bueno... podría decirse.

-No voy a preguntarte que hacías porque creo imaginármelo.-Volvió a reír.

Lo miré algo extrañada no sé que es lo que habrá pensado, ni tampoco quería saberlo. Roger Daltrey... ese simpático y hermoso amigo de Pete, Angela autocontrol.

Pensé por varios minutos. Si nuestra madre estaba fascinada con su propio hijo, pero no lo sabía, claro está, debía intervenir o mezclaría aún más las cosas? Algo tenía que hacer y en especial sabiendo como era mi hermano. Y si le pedía ayuda a algún muchacho para que intentara conquistarla y se olvidara de Félix...

-Roger, tu eres un muchacho.-Dije luego de todos mis pensamientos.

-Nunca lo había notado.-Dijo riendo con sarcasmo sin comprender de donde provenía esta afirmación.

-Necesito tu ayuda.-Se sentía raro decir eso.

-Un minuto Angie, no quiero ser violado ni nada de esas cosas raras.-Contestó, no pude evitar reír a carcajadas.-De que te ríes?

-Descuida, no te pasará nada pequeño Roger. Además, puedo arreglarme sola, adiós.-Dije y me alejé de allí.

Él pareció quedarse confundido y yo aún reía para mis adentros. Sin embargo lo pensé mejor, y sería una completa locura involucrar a alguien más a este asunto, ni siquiera Roger, quien nunca comprendía nada.

-Qué haces?-Preguntó Félix sentándose en la misma mesa que Phill.

-Leo.-Se limitó a contestar.

-Me parece bien.-Dijo Félix sin saber como seguir la conversación.-Recuerdas a la muchacha que te presenté hoy, Stella? Le gustas.

-Enserio?-Preguntó él apartando la vista de sus libros.

-Claro, y quiere que la invites al baile.-Agregó descaradamente.


-Pero, ahora? Aquí? Y si me dice que no? No podría soportar ese rechazo.-Declaró.

Félix abrió la boca para responder, aunque no era capaz de encontrar palabras que se adaptaran a la situación.

-Además, no tengo tiempo para andar conquistando muchachas, tengo que crearme un futuro.-Siguió ante la incapacidad de Félix para responder algo.-Por otro lado, creo que preferiría ir con alguien más.

-Con quién?

-Roger...-Señaló a un muchacho que se encontraba sentado al lado de ella y en cierto modo estaba diciendo cosas inapropiadas.

-Déjame en paz, no quiero.-Decía ella tratando mirando hacia otro lado.

-Por qué no?-Se acercó aún más.-Se que te gusta...

-Aléjate de mi.-Contestó ella.

Félix atraído por el instinto de un hijo al presenciar aquello, sin pensarlo dos veces, se levantó de su asiento y se dirigió al lugar.

-Ya la oíste, dijo que la dejes en paz.-Declaró tomándolo por la camisa.

El joven de cabellos dorados se levantó haciendo obvia la diferencia de estatura, por lo que Félix soltó una risita nerviosa e intentó remediar las cosas. Para esta altura toda la cafetería estaba observando la situación.

-Qué dijiste?-Preguntó el muchacho y empujó a Félix.

En ese momento apareció el director, a quien el silencio sepulcral que reinaba le parecía algo fuera de lo normal.

-Daltrey.-Dijo y bastó con echarle una mirada amenazante al joven para que dejase su lado de agitador de un lado, al menos hasta que el abandonara el lugar.

-Te dejaré ir, pero solo porque eres nuevo.-Dijo en un susurro el joven.

Todos los estudiantes que observaban la situación volvieron a sus respectivas tareas. Félix observó nuevamente la mesa en la que hace unos segundos se encontraba y efectivamente Phill se había marchado.

Por otro lado, Stella conservaba una sonrisa pícara, y se hallaba cada vez más convencida de que era Félix, su propio hijo, con el que querría ir al baile, y no solo eso.

...

-Y eso es lo que sucedió.-Narraba Félix recostado sobre el sofá de la sala, como en un acto de psicoanalismo.

No podía creerlo. Roger vendría a ser el chico malo del colegio? Por que mi madre nunca me habría dicho que conocía a Roger Daltrey, mi amor imposible? Y no solo eso, si no que la anhelaba. Creo que no hay palabra que pueda resumir tanta confusión.

-Félix, estás bien?-Pregunté notando claramente su falta de color.

-Si, solo tengo dolor de cabeza.-Contestó.

-Con que dolor de cabeza amor mio? Y no me avisas? Mira si quedo viuda.-Dijo John apareciendo en la sala, como por arte de magia.

-Lennon, como entraste?-Pregunté.

-La puerta delantera estaba sin llave.-Contestó con desfachatez. 

-Voy a buscar un vaso de agua.-Contesté y me dirigí hacia la cocina.

No se cuanto tiempo pasé observando el paisaje de atardecer por la pequeña ventana, pero ambos me hicieron notarlo al volver a la sala.

-Tengo que arreglar unos asuntos.-Dijo Félix levantándose del sofá.

-No será lo que yo pienso, no es así?-Pregunté con desconfianza.

-De que mi perdí?-Agregó John como una vieja chismosa.

-No se de que hablas.

-Roger, te suena?-Curioseé.

-No tiene que ver con él. Lo conoces?

-Claro que lo conozco.

-Quién es Roger y por qué estás engañándome con él?-Dijo Lennon como una mujer histérica.-De todos modos, Paulie me satisface mejor que tu.

-Callate Lennon.-Dijimos a la misma vez.


Estábamos observando todo detrás de un árbol, había pedido a John que me acompañe aunque no comprendía nada. Al parecer se tomó muy enserio el hecho de ''espiar'' a mi hermano, puesto a que llevaba un sombrero y una pipa al estilo Sherlock Holmes. 

-Por qué seguimos a Félix?-Cuestionó.

-Por que no queremos que se meta en problemas.-Contesté.

-Tiene algo que ver con drogas?-Inquirió.

-Para nada.-Dije y observé la escena.

-Hey Phill!-Lo llamó cruzando la calle.

-Por qué estás siguiéndome?-Preguntó el muchacho algo asustado.

-Tienes que invitar a Stella al baile, sino podría arrepentirme toda mi vida!-Dijo él.

-No voy a hacerlo, no puedo hacerlo. Me perdería mi programa de ciencia favorito. No tengo tiempo para esas cosas, ni tu ni nadie en este estúpido planeta me hará cambiar de opinión.-Declaró y entró a su hogar dando un portazo.

-Problemas de faldas, eh?-Agregó John.

-Algo así.-Contesté.

Félix se fue del lugar corriendo y a juzgar por su expresión se traía un plan entre manos. Salimos de nuestro escondite dispuestos a regresar a casa, puesto a que John había invitado a Paul a comer pizza a nuesta casa.

-Hey Angela!-Dijo a modo de saludo... Roger.

No supe bien como reaccionar, lo admito, y creo que no fue la mejor manera de actuar, claro está, pero se sintió satisfactoriamente bien hacerlo. Al notar que el emisor de aquella voz era él, no me contuve y lo golpeé. Claramente no fue fuerte, porque no lo merecía y porque mis condiciones físicas no lo permitían. Más bien fue como una joven histérica se encuentra con el novio que recientemente la había engañado.

-Perdón.-No me contuve nuevamente. Si parecía confundido hace unos segundos, con mis disculpas lo estaba el doble.

-Vamos John.-Dije volteando.

Nos dirigimos a casa y pese a que había tratado de evitarlo, John le contó todo a Félix, como para menos, era la típica vieja chismosa del lugar, solo que encerrado en el cuerpo de un joven.

-Paulie, amor mio, luz de mis ojos.-Exclamó al ver llegar al muchacho, quien se sonrojó antes los halagos del desquiciado joven.

-Hola Félix.-Dijo saludándolo.

Al llegar a mi turno del saludo, me dio un beso en la mejilla y sonrió a lo típico Paul McCartney.

-No te pases McCartney.-Advirtió mi hermano.

La noche pasó como cualquier otra, hablaron sobre cosas de hombres tales como coches, guitarras, la banda e infinidad de cosas sin sentido, incluso la típica pelea por la última porción de pizza. Con respecto a esto, terminó muy inusual, Paul había sido el ganador del exquisito manjar, aún más siendo el último, pero no lo había disfrutado como lo haría John, o mi hermano, desgustándolo en la cara de los demás, sino que me lo había cedido a mi... a mi!

-Esto es lo mejor que han hecho por mi.-Exageré disfrutando el último trozo de comida.

Él solo guiñó un ojo. Cada día era más lindo... Angela!

En fin, probablemente este había sido el día más largo en nuestra estadía aquí...

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