jueves, 3 de noviembre de 2011

Capítulo 5

Félix también se percató de aquello. Esta señora, estaba tan solo a unos pasos, no se podía ver el rostro, lo tenía casi tapado por completo. Se acercó y me observó atentamente de pies a cabeza.
-Por fin!- Exclamó y volteó a mirar a la gente que seguía allí sin expresión; Soltando una risa aterradora.- La profesía se ha cumplido!
No entendía nada, la gente allí era rarísima. Los niños tenían aspecto de tristes y solitarios, al igual que la mirada melancólica de las demás personas. En ese momento, aquella extra mujer comenzó a examinarme y siguió por mi hermano. 
-Eh nosotros solo pasábamos por aquí, no queremos molestar.- Dije algo nerviosa y dí un paso al costado como para irme de allí. 
La anciana se apresuró y me tomó del brazo.
-De aquí nadie se irá!- Exclamó en un tono de voz elevado, y ya podía sentir como esa extraña sensación de adrenalina y miedo corría por mis venas.
-Suéltame.-Susurré.
-Nada de eso!- Contestó.
En ese momento un hombre de aspecto más raro aún, se acercó casi corriendo.
-Suéltelos!- Gritó, apuntando a esta mujer con un revolver.
Esta nos soltó, casi tirándonos al suelo. Al parecer se conocían estas dos personas. Él llevaba un uniforme de policía, todo sucio y viejo, tanto que casi no se notaba que era aquello. 
-Vamos suban!- Nos apuró, señalándonos un vehículo.
Una vez allí, estábamos tan sorprendidos que nadie dijo una sola palabra. Pero al cabo de unos minutos, aquel hombre rompió el silencio.
-No deben andar solos por aquí.- Comentó.- Es muy peligroso.
-Por qué?- Preguntó intrigado mi hermano.
-Eso no puedo decírselos. Pero háganme caso, no querrán ser devorados...- Dijo ahora, y se percató de que había abierto la boca.- No debí decir eso!
-Quién va a comernos?- Pregunté, esta vez tendría que decirlo.
-No puedo decírselos.- Volvió a responder.- Alinne me mataría!
-Quién es Alinne?- Preguntó mi hermano, y me dirigió una mirada pícara.
- No debí haber dicho eso!- Dijo nuevamente.
-Ya lo dijiste, ahora cuéntanos.- Contesté.
-Está bien, pero traten de no decir nada.- Prosiguió.- Aquel era un pueblo cualquier otro, con poca gente, donde nunca había mucho entretenimiento a menos que una feria o un circo los visitase. Un día llegó un hombre afirmando ser de estados unidos, y que tenía una oferta para hacerles. A todos les pareció muy buena, ya que no tendrían que trabajar tanto en las granjas para poder ganar alimento. Aquel hombre había pasado tiempo allí, hasta que fue muy querido por los pobladores de aquel lugar. Y, casualmente aquella mujer que hoy no los dejaba ir, había sido una de los que más confió en él. Pero un día, el que menos lo esperaban, este escapó con toda la riqueza y comida del lugar, dejándolos sin nada. Desde aquel momento la mayoría de la población perdió la razón, quedando sin ganas de producir alimentos o algo por el estilo. Nadie sabe como y con que sobreviven desde aquel momento.
-Woow.- Me sorprendí.
-Cambiando de tema.-Dijo el hombre.- A donde se dirigen? 
-A Inglaterra.- Contestó mi hermano.
-Hay un puerto aquí cerca, si quieren puedo dejarlos allí.- Comentó.
-Enserio? Gracias!- Respondí emocionada.
Y, efectivamente, era muy cerca de allí. En no más de 15 minutos estabamos frente a un enorme barco. La gente que subía era algo extraña, y la mayoría extrajera. Las olas golpeaban el muelle con fuerza, y la gaviotas volaban por las agitadas aguas. Ese paisaje tenía algo de melancólico, todo era muy gris.
-Bueno.- Dijo el hombre que nos había llevado.- Creo que hasta aquí llegué.
-Muchas gracias.-Respondí.
-Pero, como haremos para subir?- Dijo mi hermano, siempre tan pensativo.
- Solo suban.- Respondió el hombre.
Ambos observamos el gran barco que se encontraba a nuestras espaldas. Pero algo atemorizante sucedió al voltear...

1 comentario:

  1. AAAAAAAAY pobres muchachos que poca! no salen de una cuando ya están en otra

    ResponderEliminar