sábado, 26 de noviembre de 2011

Capítulo 7

Desperté, había algunas personas al rededor mio. Entre ellos, mi hermano. Parecía ser como una sala de un hospital.
-Qué pasó?- Pregunté. Un chico al escuchar eso, bajó la vista.
-Estuviste en coma, 7 horas.- Respondió mi hermano seguido de un bostezo.
-Perdón, fue mi culpa.- Dijo aquel muchacho que se encontraba allí.- Te golpeé sin querer.
-Idiota.- Susurré, me dolía la cabeza de una forma increíble.- Y, donde estamos?
-En un hospital.- Replicó mi hermano.
-Pero... nos van a encontrar!- Protesté.
-Aún no se dieron cuenta, hay que apurarnos.- Dijo  ahora.
-Pero, ya estamos en Inglaterra?- Pregunté, no entendía nada.
- Así es.- Me contestó.
Durante la hora que siguió, esa habitación fue quedando vacía, aquel muchacho, al igual que los médicos, se habían ido. Ya no me dolía tanto la cabeza, ni tenía tanto sueño, como hacía un rato.
-Cuál es el plan?- Pregunté a mi hermano.
-No creo que te den el alta en el estado en el que te encuentras.- Respondió.
-Y como haremos para salir sin que nos vean?- Dije ahora.
Y no se como, pero uno pocos minutos después, estábamos saliendo por la ventana de la habitación. Corrimos unas calles, hasta que nos detuvimos en un parque, necesitábamos recobrar el aliento.
- A donde iremos ahora?- Dije.
-A la casa del tío Alfred!- Contestó como si fuera una pregunta estúpida.
-Pero si no sabemos donde vive!- Respondí.
-O sí?- Dijo mi hermano con cierto misterio.
-No, no sabemos.- Contesté.
-O sí?- Volvió a decir.
-NO! Dije que no... ah!- Comprendí, Félix estaba tratando de decirme que si sabía.
-Al parecer, el golpe en la cabeza te afectó, eh?- Dijo mi hermano seguido de una risita burlona. 
-Podría ser, pero todavía no llego a ser tan idiota como tu.- Respondí, él ignoró ese comentario.- Y dime, donde es?
- Espera.- Dijo y miró algo que tenía escrito en la mano.- No muy lejos de aquí, vamos...
Me levanté de allí con pocas ganas. Era un lindo lugar. Había un sauce enorme, y a los pies de este se encontraba un lago, en el cual se bañaban los pájaros. La gente que estaba allí, se la veía muy feliz. Amaba Londres, ese aspecto gris y melancólico que tenía. Seguimos caminando, ya no me dolía la cabeza, o si? Tal vez sería por que todo aquel paisaje me distraía. Penny Lane, el Big Ben, Abbey Road. No podía ser mejor. Bueno, lo sería si no nos estuviesen buscando como fugitivos.
-Falta mucho?- Pregunté a Félix, quien miraba su mano escrita muy seguido.
-No...- Dijo y miró su mano, observó la calle, y volvió a fijar la vista en su mano.- Debería ser en unas calles de aquí.
- Estoy cansada!- Protesté y seguí caminando.
Y, para empeorar, las cosas, comenzó a llover. Pero por el contrario, embellecía ese paisaje, que ahora, tenía de fondo, muy lejano, al Big Ben. 
-Bueno, esta fue tu idea, no te quejes!- Dijo Félix, bostezando.
-Pero tu aceptaste.- Repliqué
-Cállate, quieres?- Contestó, en el momento en el que le caía una gota de agua en la cabeza.
-No.- Respondí.
La lluvia caía cada vez con más intensidad, a tal punto, que ya estábamos empapados. Las gotas caían por nuestros rostros sin cesar. 
-Vamos apúrate!- Dijo Félix.
-Para qué? No tiene sentido! Si ya nos hemos mojado.- Contesté sin preocupación.
-Siempre tan problemática..-Respondió con un gesto de desaprobación.
-Es que las cosas pueden verse de dos maneras.- Contesté.- Por ejemplo, cuando tienes un vaso lleno hasta la mitad, puedes ver lo que tiene o el espacio vacío.
-Está bien, ya comprendí, cállate.- Dijo él nuevamente.-Creo que es aquí.
Nos detuvimos frente a una vieja casa. En realidad, era una de esas que, unas pegadas a las otras, formaban una hilera. Tenía un aspecto descuidado, sin embargo era bonita. Sus negras y antiguas rejas, nos permitían ver el jardín delantero. Tenía enredadera que se retorcía, dando un aspecto melancólico. También había flores, pero parecían no tener mucha vida. Pero, reitero, era una bonita casa, aunque algo descuidada. Con mi hermano, nos lanzamos una mirada, tocar el timbre de aquella casa, era demasiado tentador pero a la vez te causaba una sensación como de miedo. Félix estaba por hacerlo, pero lo detuve.
-Espera!- Susurré.- Estás seguro que es aquí?
Él miró su mano, y las letras que casi no se podían leer. Ya casi estaban borrándose, pero había una dirección clara: Half Moon Street 276. Y si, efectivamente era allí.
-Si, es aquí.- Contestó Félix.
Al terminar de decir esto, tocó el timbre de esa extraña casa. El ruido resonó por toda la calle, y durante un instante todo fue silencio. Hasta que rechinando, se abrió la puerta, dibujándose una silueta extraña en ella...

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