Capítulo 23

Abrí la puerta sin muchas ganas, la gris brisa de Inglaterra enfrió mi cara. Salí con dificultad, si que hacía frío allí! Aún estaba enojada con Iván, no solo que no sabía como volver, sino que ese era un lugar muy peligroso, aún más a esta hora. Me resigné a caminar hacia algún lado. El cielo parecía estallar en cualquier momento, y esas calles eran tan peligrosas que al dar un paso te causaba algo de adrenalina. Hacía mucho que no tenía esas extrañas charlas con los cuadros de mi habitación, me dirán loca, pero las extrañaba. Algo repentinamente me sacó de mis pensamientos. Alguien me tomó por el brazo, lo que me asustó mucho, razón por la cual sin voltear, golpeé al sujeto.
-Auch!-Se quejó. Y ese fue el preciso momento en el que volteé, era Iván.
-Qué haces?-Pregunté aún enojada.
-No iba a dejar que volvieses sola.- Dijo aún con una mueca de dolor en el rostro.
-Eres un idiota.- Dije ahora. 
Comencé a caminar, aunque no sabía hacia donde. Al fin y al cabo sabía que terminaría volviendo a Londres con él, era la única forma. A decir verdad esa situación me causaba algo de gracia, ya que sabía que no me quedaba otra opción que volver con él. Por una parte, fingí algo más de enojo, pero aún así lo tenía. Además estaba caminando para ver como reaccionaría, solté una risita, que creo que él la notó. Al instante oí sus pasos que venían hacia mi y me abrazó por la espalda, haciendo que me estremeciera.
-No solucionarás las cosas con un abrazo.- Dije recordando las palabras de Stuart, con la diferencia de que yo lo decía verdaderamente. 
-Entonces que quieres?- Dijo y me volteó haciendo que lo mirara a los ojos. 
-D-deja de mir-arme de esa forma.- Contesté tartamudeando.
-Como, así?-Preguntó.

-Exactamente.- Contesté algo nerviosa, él seguía con esa expresión.
-Te molesta?-Preguntó, pero esta vez mirándome de arriba a abajo. 
-Si.- Contesté y me separé de él.-Deja de hacer estupideces, vamos que es tarde.
Su expresión reflejó algo de frustración, y se quedó meditando unos segundos.
-Apurate!-Dije ahora, tratando de llevarlo por la fuerza.
Hasta que se dignó a caminar. El regreso a casa fue largo, pero divertido. Iván nunca se quedaba callado, en la más mínima oportunidad que se le presentara de hacer una broma, lo haría. Por fin, no se como, estaba en la puerta de mi hogar.
-Adiós.- Lo saludé.
-Chau.- Contestó él, como si nada hubiese pasado, y entré a mi casa.
Todo estaba muy silencioso. Jim leía y Juliet cocinaba algo. Pero y Félix? Seguramente estuviese en su habitación. Estaba muy cansada, por lo tanto decidí ir a la mía. Al entrar, me tiré sobre la cama y suspire de cansancio.
-Donde estabas chiquilla? En mis tiempos las niñas no llegaban a casa a esta hora.- Me dijo regañando, la señora gorda del cuadro.
Sabía lo que vendría, la interminable y extraña conversación con esos sujetos...




Estoy actualizando seguido, así que no se pueden quejar (?) Comenten!
Maris leí tu historia y me gustó. No son un asco los monólogos, todo lo contrario.
Comenten que les tengo una sorpresa muajaj (?