miércoles, 22 de febrero de 2012

Capitulo 57 A hard day's night

Los planes de Mary eran tan complicados e inentendibles, que a la vez eran sencillos. Luego, ya en casa, me dediqué a hablar estupideces con mi hermano mientras él esperaba a sus amigos para ir por ahí. Jim descansaba leyendo algo con los pies sobre una mesita. Creo que es bastante claro que Juliet no estaba. Ella no dejaba que Jim haga eso y tampoco dejaría que Félix salga con sus amigos un día de la semana, aunque hoy era viernes.


Jim y Juliet eran como un viejo matrimonio de ancianos. Ambos se quejaban del otro y se hacían bromas el uno contra el otro. Aunque se notaba a simple observación que eran almas gemelas. Eran complementarios, aunque sus bromas reflejasen lo contrario.


-Tío, donde está Juliet?-Curioseé. Me había acostumbrado a llamarlo así.
-Con la morsa mayor.-Contestó y largó una carcajada. Yo no comprendí, si no hubiera sido por Félix.
-Su madre, verdad?-Preguntó mi hermano riendo y él asintió con la cabeza.


Como decirlo? Su suegra y él no se llevaban específicamente bien, siempre solía hacer algún comentario como este de hacía unos segundos, a Juliet no le importaba.


El timbre sonó raramente, que si no hubiera sido por que Jim me explicó que se había roto, hubiese pensado que era el ladrido de un perro afónico. Me quedé esperando unos segundos, Félix estaba cómodamente arrojado en el sofá, ya lo conocía perfectamente y sabía que estaba esperando a que yo abriese la puerta, sin contar que yo era observadora y él muy predecible.


-Vamos, ve...-Dijo él sonriente.
-Por qué yo? Si son tus amigos!-Me quejé.-Seguro que debe ser Iván...
-Con más razón.-Contestó incomodándome.


Me levanté con algo de dificultad, estaba cómoda allí y me dirigí a la puerta. En el momento en que el tomé el picaporte, el timbre, si es que a eso se lo puede llamar así, sonó nuevamente. Abrí la puerta esperando encontrarme con mi alegre vecino, pero me encontré con un rostro de facciones de niña pequeña.


-Penélope! Pasa.-La recibí y la invité a entrar, debido a que afuera estaba bastante frío.
-Hola Angie.-Saludó alegremente y entró.


Luego de saludar cordialmente a Jim y Félix, dejó su abrigo en el perchero de madera que se encontraba al lado de la puerta y se sentó en el sofá a la izquierda de mi hermano, donde antes estaba yo.


-Puedo usar el baño?-Preguntó ella amablemente.
-Claro.-Contesté.
-Segundo piso.-Completó Jim.
-Última puerta.-Siguió Félix.
-A la derecha.-Terminó Jim.
-Que organizados, parecen un coro!-Bromeé.


A pocos minutos después de que ella subiera escaleras arriba, sonó nuevamente el timbre. No tuve que mirar a Félix para adivinar, yo debía abrir la puerta. Para que no se pregunten por que lo obedecía, es algo de un apuesta que hicimos hacía unos días, que no viene al caso contar. Bien, como les decía, el timbre sonó y pude adivinar que no sería la última vez en la noche. Abrí la puerta y allí estaba Jake. Se preguntarán quién es y ahí está la respuesta: un vecino, amigo de Félix y Penélope. Bueno, de esta última, algo más. Nunca comprendí bien sus raíces, algo así como que la madre era alemana, o el padre, no recuerdo. Pero supongo que a eso de debía su belleza. Era de tez blanca como la nieve y de cabello negro como la más profunda oscuridad. Sus ojos eran grises claros y brillaban como una inmensa luna llena reflejada en una laguna. Tenía una sonrisa grande y encantadora que siempre me tomaba minutos para admirarla. Aunque por alguna razón, no me atraía, no era mi tipo por así decirlo.


-Jake, adelante.-Dije abriendo la puerta para que el chico pasase. 
-Angie, todo bien?-Preguntó penetrando en la sala, mientras saludaba a Félix. Al llegar el turno de Jim se detuvo y esbozó una sonrisa, estos se conocían desde hacía muchísimo tiempo.
-Jake, querido, como estas?-Dijo Jim parándose de su asiento y rodeándolo con un brazo, por sus hombros.
-Bien.-Contestó él.
-Él es increíble.-Comenzó diciendo mi tío.-Es de los míos.-Prosiguió riendo y el chico sonrió.-Recuerdo el casamiento de Lola, la hija de la panadera. Que yo entré al baño y él se la estaba volteando.-Dijo todavía riendo, nosotros tres nos quedamos callados, podía notarse la incomodidad del chico. Por mi parte, quería estallar en carcajadas, Jim siempre decía cosas fuera de lugar.-Y que hace aquí? Son amigos con Félix?
-Si, pero viene a buscar a Penélope para salir.-Contesté sacando mi cuota de maldad diaria, haciendo que Jim se incomodara por lo que había dicho minutos antes.


Para la suerte de ellos, y para poner final a mi diversión, la rubia risueña apareció nuevamente en la habitación, con una sonrisa inocente, como de costumbre.


-Jake, como estás?-Dijo y le dio un corto beso en los labios. Un momento, me parece que me había perdido de algo. Me hice una nota mental para preguntarle sobre esto a Félix más tarde.
-Bien amor, y tu?-Preguntó el muchacho dulcemente.
-Demasiado amor puaajj.-Dijo mi hermano fingiendo asco y reímos.


Luego de unos minutos, la casa se había poblado de adolescentes amigos de mi hermano. Yo solo me divertía observándolos, a quién lo le gustan los amigos de su hermano mayor? Angie! que estás diciendo?


Tan pronto como llegaron, se fueron. Hacia donde no sé, pero lo cierto es que mi hermano se fue con ellos ''por ahí'' como solía decir él. Si yo hubiese estado en mis días de buen humor hubiese ido, pero extrañamente hoy no tenía ganas, por lo que me quedé con Jim en casa.


Cuando me quise dar cuenta, estábamos en el sofá rodeados de comida mirando una película muy entretenida ''Desayuno en Tiffany's'' Si Juliet nos veía simplemente nos mataba. No solo por tener comida esparcida por el piso, sino que también por comer en el sofá. Pero así eran los días en los que ella no estaba, libres se podría decir.


Sin darme cuenta, claro, me quedé profundamente dormida. No recuerdo haber estado despierta para el momento en el que llegó Félix, si es que llegó todavía jaja. Desperté debido al ruido de los autos afuera. Noté que me había quedado plácidamente dormida en el sofá.


Me tallé los ojos y bostecé. Corrí las mantas que alguien había puesto arriba mío y noté que el piso ya estaba limpio. Un silencio abrumador se había apoderado de la casa. Había dos opciones: Estaba sola o Félix llegaba hace un rato. Y la correcta era la segunda.


Me metí dentro de la ducha. El agua estaba calentita y me reconfortaba al salir me puse lo primero que encontré y desayuné algo. Y como siempre el mismo dilema de todos los sábados, que hacer. Subí las escaleras y al pasar por la habitación de mi hermano me dio curiosidad. Entré sigilosamente y allí estaba, abrazando su almohada y profundamente dormido. Pensé y pensé que maldad podría hacerle ya que al parecer no despertaría con facilidad, pero no se me ocurría nada. Hasta que un sonido me sacó de mis pensamientos, el teléfono estaba sonando.


Bajé las escaleras corriendo, tropecé varias veces, lo que me causó gracia, pero llegué a contestar antes de que cortasen.


-Hola.-Dije con la voz un poco adormilada.
-Hola Angie, veo que ya te despertaste. Era hora! Por cierto, sabes que hora es? Qué hiciste anoche? Me imagino que no habrás salido, no? Bue..-No me hizo falta preguntar quién era, por su tono de voz y tantas preguntas, era inconfundible.
-Que quieres Mary?-Pregunté riendo.
-Pero que mal humor!-Se quejó ella.-Como dormiste?
-Bie..-Estaba diciendo pero ella siguió hablando.
-Está bien, no me digas, no me interesa, solo pregunté para quedar bien.-Admitió entre risas.
-A que hora vienes?-Pregunté.
-No sé.-Contestó ella.
-Cuando quieras.-Dije ahora seguido de un nuevo bostezo.
-Está bien, en un rato voy.-Dijo y sin decir más, cortó la llamada.


Me senté un rato a leer el periódico, nada interesante, pero me gustaba mirar las imágenes. Al cabo de unos minutos el afónico timbre sonó..


''Qué rápido'' Pensé mientras me dirigía a la puerta.

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